Con el aumento de la crisis climática, nuestro país cada vez se ha posicionado como una buena alternativa para invertir en energías limpias y sustentables, llegando a considerarse la opción latinoamericana con más potencial en esta materia.
Poco a poco, nuestro país se ha convertido en una potencia de las energías renovables, lo que se ha traducido en un mayor compromiso institucional con la mitigación del cambio climático y todas sus consecuencias.
Recientemente, Chile se posicionó en el puesto 14 del ranking Recai realizado por EY, índice que evalúa a nivel global las naciones más atractivas para la inversión en energías renovables, siendo nuestro país el mejor rankeado de América Latina.
Al mismo tiempo, según una proyección de Wood Mackenzie, la energía eólica crecerá un 122% en Latinoamérica durante los próximos 10 años. En esta estimación Chile tiene un papel protagónico, siendo el segundo país con mayor participación e incidencia, sólo superado por Brasil.
Estos son buenos resultados de un aumento en la conciencia medioambiental para nuestro país, lo cual es en función de un proceso de descarbonización, donde las energías renovables podrían convertirse en la tónica de la industria nacional.
La fuerte institucionalidad de Chile para promover fuentes de energías limpias
A medida que la crisis climática se ha ido profundizando, el tema también ha tomado relevancia en las autoridades de nuestro país, volviéndose un tópico fundamental en la agenda de los gobernantes.
A lo largo de este proceso, los distintos sectores políticos han encontrado terreno común en la importancia estratégica de promover el uso de tecnologías limpias y respetuosas con el entorno.
Esto se ha traducido en una serie de medidas legislativas trascendentales que respaldan la inversión en investigación y desarrollo de energías verdes, facilitando su integración en la matriz energética nacional.
Con el plan de Política Energética Nacional (PEN), Chile quiere desarrollar su industria de energía renovable y la sustentabilidad en esta disciplina. El objetivo es cumplir una serie de metas en períodos determinados, como puede ser lograr energía sin emisiones de carbono, transporte sustentable, entregar un servicio de calidad, entre otras.
Cabe destacar que, para seguir potenciando las energías renovables, aumentar el despliegue de estas en Chile y entregar un servicio óptimo, es necesario ampliar la capacidad del sistema eléctrico a nivel nacional. Es previsible que surjan crisis de demanda de este servicio, lo cual puede evitarse a través de la expansión del sistema y la construcción de nuevas líneas de transmisión como las ya adjudicadas Tineo – Nueva Ancud y Kimal – Lo Aguirre, entre otras.
De todas formas, es importante recalcar el hecho de que nuestro país va en buen camino para lograr un futuro con un modelo de energía sustentable. Tanto el oficialismo como la oposición han demostrado poder trabajar en conjunto para incentivar la inversión en este campo, de esta forma es factible construir alternativas no contaminantes.