[COLUMNA DE OPINION] Globalismo v/s Globalización

El globalismo es una ideología que pretende crear un gobierno mundial y eliminar los Estados nación y la civilización occidental. En este artículo se revelan los intereses y las estrategias de los que impulsan este proyecto tiránico.

Un análisis crítico sobre el poder oculto que busca imponer un sistema unificado y totalitario a nivel mundial.

Globalización, es una situación de facto, que se produce por una mundialización de hecho.  Procesos que han llevado siglos de interacciones, la mayoría de carácter espontáneo, entre distintas étnicas, culturas y/o filosofías.  Por el contrario, el «globalismo», como todos los conceptos con el sufijo «ismo», es una ideología.

En aquella ideología, caben perfectamente facciones de otras tantas afines, como el socialismo o el comunismo. La gran idea en común: imponer, a toda costa, un sistema unificado o «internacionalista».  Un globalismo totalitario, al estilo de la novela «1984», escrita por George Orwell.  Sin embargo, poco se ha escrito acerca del poder real, tras las sombras. En el que Wall Street y un grupo no menor de multimillonarios del mundo han sido protagonistas.  Quienes parecieran llevar el ritmo de una sinfonía macabramente creada para destruir, desde sus cimientos, a los Estados nación y a la civilización occidental; tal como la conocemos.

Ejemplos de lo anterior, son Soros, Rothschild, Rockefeller, Gates, Zuckerberg, Bezos, etc.  Pero los millonarios criollos no se quedan atrás: Luksic, Heller, Angelini, Paulmann, Piñera, entre otros, se aprovechan de esta realidad.  Con el fin de potenciar el «Gobierno Mundial», e ir incrementando sus bienes casi hasta el infinito.

Si hablamos de medios de comunicación, el asunto es más notorio.  Así, el holding del mutimillonario Ted Turner (fundador de CNN y financista de la ONU), tiene intereses en Chilevisión; Carlos Heller (uno de los dueños de Falabella), es en parte propietario de Megavisión y, como diapasón y caja de resonancia, está la ONU, haciendo de las suyas.

Entonces, es válida la siguiente pregunta: ¿existe una especie de contubernio, que se ha adueñado incluso de muchos organismos derivados de la ONU, tales como la UNESCO y la Comisión para los DDHH?.  El que haya declarado que la canción de la Defensora de la Niñez de Chile, instando a los niños a «saltarse los torniquetes», era una «obra de arte»; por el Comité de Derechos del Niño, organismo asociado la ONU, podría ser parte de la respuesta.

Por otro lado, organismos como la Organización Mundial de la salud (OMS), parecieran propiedad del régimen comunista chino.  Dejando en una densa nebulosa todo lo que ha tenido que ver con los orígenes de la pandemia por COVID-19 y la descomunal censura que dicho régimen hizo con los que habían comenzado a denunciar la rarísima infección en Wuhan.

Lo de la Pandemia no es menor.  De esta resurgen, hasta el cansancio, términos de «Gobierno Mundial»; «Reseteo»; «Nueva Normalidad» y «Nuevo Orden Mundial».

Hay que recalcar que el globalismo recurre a cualquier arma para lograr su objetivo; desde la tecnología puntera, hasta el narcotráfico.  Los tentáculos de dicho monstruo son muy poderosos, pero no nos olvidemos del pasaje bíblico que describe la lucha entre David y Goliat. Menos aún, la frase popular «la unión hace la fuerza» o concordia res parvae crescunt.

Debemos actuar para defendernos de este proyecto tiránico, cualquier acto es favorable.  Sin embargo, la comodidad, el temor, o la indiferencia serán nuestros peores enemigos.

 

Texto: Patricio Robles Simon

pmarobless@gmail.com

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