El enfrentamiento entre dos influyentes líderes globales
Ernst Wolff, periodista alemán, publicó a fines de 2022 el libro “World Economic Forum: Die Weltmacht im Hintergrund”, traducido al español como “Foro Económico Mundial: el poder mundial tras bambalinas”. Wolff es considerado uno de los principales expertos en esta organización globalista.
Fundado en 1971, el Foro Económico Mundial (FEM o WEF, por sus siglas en inglés), con sede en el cantón suizo de Ginebra, se ha consolidado como un influyente centro de poder global. Durante más de medio siglo, ha reunido y conectado a líderes de la política, los negocios, la ciencia, los medios de comunicación, los sindicatos, las ONG, la cultura y las religiones con las personas más ricas y poderosas del mundo.
El FEM no solo ha sido un punto de encuentro, sino que también ha desempeñado un papel crucial en la formación de la élite política y empresarial global. A través de programas como los Líderes Globales para el Mañana y los Jóvenes Líderes Globales, la organización ha influido y dirigido la política occidental durante más de treinta años.
En nuestro país, figuras políticas de todo el espectro ideológico, desde Schalper hasta Jackson y Siches, han participado en estos programas. Del mismo modo, el presidente argentino también ha pasado por estos “campos de formación”, subrayando la influencia del FEM en la política de la región.
Adicionalmente, el FEM organiza anualmente la reunión de Davos, un evento que atrae a jefes de estado, empresarios y pensadores de todo el mundo para discutir y definir agendas económicas y políticas globales. Este foro ha sido criticado por algunos sectores que lo ven como una concentración de poder elitista, mientras que otros lo defienden como un espacio necesario para la colaboración internacional y la resolución de problemas globales.
No sorprende que el fundador y líder del Foro Económico Mundial, el profesor alemán Klaus Schwab, sea considerado una de las personalidades más influyentes en los círculos de poder contemporáneos, especialmente en temas como las “pandemias” y el “cambio climático”. Sus libros “COVID-19: El Gran Reinicio” (2020) y “La Gran Narrativa” (2022) han sido fundamentales en la configuración de los relatos globales sobre estos temas, promoviendo ideas que algunos consideran mesiánicas y que, según sus críticos, han facilitado el traspaso de recursos de las clases medias a las oligarquías multinacionales.
La posible renuncia de Schwab a la presidencia ejecutiva del foro ha generado, entonces, considerable interés y especulación. En los medios, han surgido denuncias de racismo, discriminación hacia personas mayores de 50 años y mujeres embarazadas, e incluso acoso sexual. Estas acusaciones son especialmente llamativas dado que provienen de una organización que se enorgullece de promover la equidad, la diversidad y la inclusión.
Según Ernst Wolff –a través de su canal de YouTube, en un programa titulado igual que esta columna-, Schwab ha sido en realidad marginado por Larry Fink, CEO del gigante financiero BlackRock, quien también es miembro del FEM. Ello, pues es conocido que BlackRock ha decidido alejarse de los objetivos ESG (ambientales, sociales y de gobernanza), los cuales Schwab defendió fervientemente durante la última reunión de invierno del foro en China.
Wolff anticipa que, bajo esta nueva dirección, el próximo gran proyecto del Foro Económico Mundial será la implementación de la Moneda Digital de Banco Central (MDBC o CBDC por sus siglas en inglés, Central Bank Digital Currency). Sin embargo, este proyecto enfrenta una considerable resistencia por parte de la población. Un ejemplo de esto es Suecia, que debió revertir su decisión de abolir el efectivo hace algunos años, y el reciente fracaso de un proyecto piloto de MDBC en Nigeria.
Para superar esta resistencia y facilitar la adopción global de la MDBC, Wolff sugiere que podría ser necesaria una crisis significativa que justifique la rápida implementación de este sistema. Según su análisis, la salida de Klaus Schwab de la organización, tras 50 años de servicio al gran capital, podría ser un indicio de que se busca acelerar este proceso de transformación financiera.
Es relevante mencionar que las MDBC son una forma de dinero digital emitido por los bancos centrales que podría reemplazar al efectivo y ofrecer un control más directo sobre la política monetaria. Mientras algunos defensores argumentan que las MDBC podrían mejorar la eficiencia y la seguridad del sistema financiero, otros críticos temen que estas monedas podrían erosionar la privacidad y aumentar el control gubernamental sobre las finanzas personales.
En este contexto, la transición en el liderazgo del FEM y el impulso hacia la MDBC reflejan las tensiones y desafíos en el ámbito financiero global. El resultado de estos esfuerzos podría tener profundas implicaciones para la economía mundial y la distribución del poder económico.
René Fuchslocher Raddatz