Licencia digital bajo presión: municipios colapsan ante demanda y falta de recursos

La digitalización de la licencia de conducir en Chile ha generado colapso en municipios, revelando brechas tecnológicas, falta de personal y soluciones improvisadas.

La implementación de la licencia de conducir digital revela una profunda brecha entre modernización y capacidad operativa en los municipios, con largas esperas, sistemas obsoletos y soluciones improvisadas.

Lo que prometía ser un avance tecnológico para facilitar la vida de los conductores chilenos se ha convertido en un dolor de cabeza para cientos de municipios. La implementación de la licencia de conducir digital, anunciada como parte del proceso de modernización del Registro Civil, ha puesto bajo presión a las direcciones de tránsito comunales, que enfrentan una demanda desbordada, sistemas informáticos obsoletos y escasez de personal capacitado.

El nuevo sistema exige que los municipios digitalicen sus procesos, desde la toma de exámenes hasta la emisión de certificados, lo que ha generado un colapso en comunas con baja infraestructura tecnológica. “Hay municipios que no tienen ni siquiera escáneres para subir los documentos al sistema”, señala una fuente del Ministerio de Transportes.

La situación ha obligado a muchas comunas a buscar soluciones propias. Algunas han implementado turnos extendidos, otras han contratado personal externo, y varias han optado por limitar la cantidad de licencias que pueden tramitar por día. En comunas como Maipú, Puente Alto y La Florida, los usuarios reportan esperas de hasta tres meses para obtener una hora.

Desde el Gobierno, se reconoce que el proceso ha sido más complejo de lo esperado. “La digitalización de la licencia de conducir es un paso necesario, pero requiere acompañamiento técnico y recursos para que los municipios puedan adaptarse”, indicó un vocero del Registro Civil.

En paralelo, se han levantado críticas por la falta de comunicación clara hacia la ciudadanía. Muchos usuarios desconocen que el nuevo sistema exige validaciones biométricas, certificados digitales y conexión directa con el Registro Civil, lo que ha generado confusión y frustración.

A pesar de los problemas, el objetivo de la licencia digital sigue siendo ambicioso: reducir el uso de papel, mejorar la trazabilidad de los documentos y facilitar el acceso a la información desde cualquier dispositivo. Pero para que esta promesa se cumpla, será necesario un esfuerzo coordinado entre el Estado y los gobiernos locales.

Mientras tanto, los municipios siguen enfrentando una demanda que no da tregua, con funcionarios que deben lidiar con sistemas que no responden, usuarios molestos y una presión creciente por cumplir con los plazos. La modernización, al menos por ahora, parece más una carrera de obstáculos que una autopista digital.

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