El cambio de horario es un fenómeno que afecta a millones de chilenos cada año.

Con el objetivo de aprovechar al máximo la luz solar y reducir el consumo energético, se realiza esta modificación en los relojes, la que puede tener efectos significativos en la salud y el bienestar de las personas.

El cambio de horario en Chile se lleva a cabo dos veces al año, en marzo y septiembre, adelantando o atrasando una hora, respectivamente. Aunque la medida puede parecer menor, estudios han demostrado que puede generar alteraciones en el sueño, el estado de ánimo y el rendimiento cognitivo. Uno de los principales efectos del cambio de horario es la disrupción del ritmo circadiano, que regula el ciclo de sueño-vigilia. Esto puede generar insomnio, somnolencia diurna y dificultades para conciliar el sueño en los días posteriores al cambio. Además, se ha observado un aumento en la incidencia de accidentes de tráfico y laborales debido al cansancio acumulado.

Otro aspecto para considerar es el impacto en la salud mental. El cambio de horario puede generar estrés y ansiedad, especialmente en personas más sensibles a los cambios en sus rutinas. También se ha relacionado con un aumento en la prevalencia de trastornos afectivos, como la depresión. El rendimiento cognitivo y laboral también se ve afectado por el cambio de horario. La alteración del sueño puede generar dificultades en la concentración, la memoria y la toma de decisiones, lo que puede repercutir en el desempeño laboral y académico de las personas.

Para minimizar los efectos del cambio de horario, los expertos recomiendan una serie de medidas, como ajustar gradualmente los horarios de sueño y vigilia unos días antes del cambio, exponerse a la luz natural durante el día, mantener una rutina regular de ejercicio y evitar el consumo de estimulantes como el café y el alcohol cerca de la hora de dormir. En conclusión, el cambio de horario en Chile, aunque tiene como objetivo el ahorro energético y la optimización del uso de la luz solar, puede tener consecuencias en la salud y el bienestar de la población. Es fundamental adoptar medidas para facilitar la adaptación y minimizar los efectos negativos en la calidad de vida.