La comunidad de Kenscoff estalla en debate tras el presunto ataque con pesticida en patés contra un grupo armado: autoridades investigan si fue retaliación o crimen premeditado.
En una calle polvorienta de Kenscoff, al sureste de Puerto Príncipe, una vendedora ambulante de patés —empanadas rellenas de carne picante— se convirtió en el centro de una tragedia que ha dividido a Haití. Según reportes de La Vanguardia, la mujer habría mezclado un pesticida derivado del aceite de oruga en sus productos, envenenando a al menos 40 presuntos pandilleros vinculados a un grupo armado que aterrorizaba la zona desde hace meses.
Las víctimas, identificadas por vecinos como integrantes de una banda dedicada a extorsiones y secuestros, comenzaron a caer horas después de consumir los alimentos. “Los cuerpos presentaban convulsiones y espasmos incontrolables”, relató un testigo anónimo a medios locales. La mujer, cuyo nombre se mantiene en reserva, fue detenida y puesta bajo custodia policial “protectora”, mientras las autoridades intentan determinar si actuó por venganza, coerción o como parte de un ajuste de cuentas entre grupos criminales.
Entre el Alivio y el Horror: La Doble Cara de Kenscoff
El caso ha desatado una tormenta moral en Haití, país donde el 70% de Puerto Príncipe está controlado por pandillas, según la ONU. Mientras algunos habitantes de Kenscoff califican el hecho como “justicia popular” ante la inacción estatal, otros lo tildan de “crimen atroz”. “¿Qué madre no querría vengar a sus hijos si las pandillas los matan? Pero esto es canibalismo social”, declaró un líder comunitario bajo anonimato.
Las redes sociales hierven con teorías: algunos sugieren que la vendedora fue obligada por grupos rivales, mientras otros la elevan a símbolo de resistencia. “Aquí no hay héroes, solo víctimas de un sistema fallido”, resumió un usuario en X (antes Twitter).
Pesticida y Desesperación: El Arma Improvisada
El pesticida usado, común en cultivos haitianos, contiene compuestos neurotóxicos capaces de causar fallo multiorgánico en minutos. “Es una sustancia barata y letal: nadie sospecharía de su presencia en un alimento”, explicó un médico local. La elección de envenenar patés —un alimento callejero omnipresente— revela una macabra estrategia: las pandillas suelen extorsionar a vendedores para obtener comida gratis, lo que habría facilitado la distribución del producto contaminado.
Autoridades en la Mira: ¿Protegen o Encubren?
La Fiscalía haitiana inició una investigación para esclarecer si la mujer actuó sola o bajo órdenes. Sin embargo, la desconfianza en las instituciones es palpable. “¿Por qué la protegen? ¿Temen represalias o esconden a cómplices?”, cuestionó una vecina en Radio Kiskeya.
El silencio de las autoridades contrasta con la crudeza del hecho. Mientras, organizaciones de derechos humanos exigen transparencia: “No se puede normalizar el vigilantismo, pero tampoco ignorar que el Estado abandonó a su gente”, declaró Gedeón Jean, activista haitiano.
Haití: El País donde la Ley la Escriben las Pandillas
Este caso refleja el colapso de un país donde el 60% de la población vive bajo el umbral de pobreza y las fuerzas de seguridad son rebasadas por más de 200 bandas armadas. En 2023, la ONU reportó 2,800 homicidios vinculados a pandillas, cifra que escaló tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021.
“Haití es un polvorín: cuando la gente no confía en nadie, hasta una empanada se convierte en un arma”, sentenció un analista político en Le Nouvelliste.